Vivir en Las Cruces

Comunidad jesuita bajo amenaza del narco en Urique

Por: La Redacción.

Chihuahua, Chih., a 21 de junio del 2022.- Dos sacerdotes jesuitas que se encontraban al interior de un templo de su congregación ubicada en la comunidad indígena de Cerocahui en el municipio serrano de Urique fueron acribillados a manos del líder criminal José Noel Portillo  alías “El Chueco” líder criminal del Cártel de Sinaloa que opera en esa zona del estado de Chihuahua.

Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar este último de 80 años de edad son los nombres de los dos sacerdotes jesuitas asesinados, quienes por el solo hecho de dar la extremaunción a un hombre que llegó a las puertas del templo fueron asesinados.

Testigos de los hechos narraron que, cuando el “El Chueco” le reclamó al sacerdote el auxilio espiritual que ofreció al herido este lo asesino, por lo que el sacerdote Javier Campos, el otro sacerdote auxiliaba a su hermano Jesuita, también fue asesinado, el líder criminal ordenó llevarse los cuerpos de los sacerdotes.

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José Noel Portillo  alías “El Chueco” no solamente es el responsable de este crimen, sino además del desplazamiento forzado de cientos de indígenas y mestizos que viven en medio del temor en el municipio de Urique y zonas aledañas en la Sierra Tarahumara, donde opera en total impunidad.

Entre las investigaciones que existen en contra de este criminal se encuentra su participación en el homicidio del turista norteamericano,  Patrick Braxton Andrew, asesinado en el 2018 cuando “El Chueco” lo confundió con un agente de la DEA, al andar “turisteando” como civil y hablando inglés.

La última acusación que le hizo la Fiscalía General del Estado a “El Chueco” fue el asesinato de Cruz Soto Caraveo, un habitante de la comunidad de Monterde en el municipio de Guazapares, que se hizo pasar por activista y derechohumanista para acceder a la protección del Estado.

Sin embargo, en los informes concentrados por la propia autoridad, Cruz Soto había hecho negocios con Noriel “El Chueco”, a quien le rentó unas hectáreas para que pudiera producir amapola y marihuana, pero que luego de unos conflictos decidió terminar la relación y lo denunció al ejército.

Desde entonces y hasta el 19 de octubre, se mantuvo una discusión entre ambos personajes, hasta que Cruz Soto decidió volver a la sierra y el grupo fue por él para que pagara por la traición al grupo criminal.

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Hoy “El Chueco” deja en la orfandad espiritual a una comunidad que vive amenazada por el narco que opera en total impunidad, pues ya han sido varios los operativos desplegados para detener a este criminal sin que hayan rendido frutos positivos.

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